Abril, 2024

Nº 8. Boletín de la newsletter del pasado mes de abril sobre la artista Jana Sterbak, la película documental de la historia de Christy Martin y una reflexión sobre la utilidad actual de las manifestaciones.

ARTE

JANA STERBAK

inspirando a Lady Gaga

Jana Sterbak (Praga, 1955) es una artista contemporánea checoslovaca cuya nacionalidad comparte con la canadiense. Tuvo una educación con influencia marxista-leninista en Checoslovaquia hasta que, con 13 años, emigró con su familia hasta Canadá en 1968, cuando tanques soviéticos pusieron fin a la Primavera de Praga en busca de un movimiento socialista.

En el 73 comenzó Bellas Artes en la Concordia University teniendo muy presente su raíz checa y bebiendo de referentes checos como Kafka o Kundera.

Se puede enmarcar su trabajo desde la escultura, instalación, fotografía, videoarte, performance… en definitiva, en la interdisciplinariedad ya que a menudo combina estas disciplinas, y dentro del postmodernismo y/o el dadaísmo. Siempre se baila en la ambigüedad, la contradicción, entre lo atractivo y lo repulsivo, lo masculino y lo femenino, la represión y la libertad. Se trata de un arte balanceado entre la ironía y el pesimismo.

En su obra parte del cuerpo en sí mismo como única realidad de nuestra existencia y recurre a menudo a la vestimenta utilizando todo tipo de materiales, muchos de ellos efímeros como lo es el cuerpo. Una de sus obras más famosas y más criticadas a su vez fue Vanitas: Flesh Dress for an Albino Anorectic (1987), una vestido de carne que se iba pudriendo y descomponiendo a lo largo de los días de exposición.La artista buscaba traspasar los límites morales hasta alcanzar la reflexión acerca de la muerte y decadencia, la brevedad de la belleza, la anorexia que menciona en el título y tan relacionada con el mundo de la moda, «ese concepto tan efímero, hoy tendencia, mañana putrefacto, y vuelta a empezar» [1]. Cuando se expuso recibió un montón de críticas evidentemente de grupos animalistas, veganos y ONGs varias pero a su vez todos fueron a verla. Más de dos décadas después, veríamos a Lady Gaga en los MTV Video Music Awards de 2010 no se sabe si por influencia de Sterbak o de otros artistas que le reclamaron reconocimiento por ello.

A pesar de esta provocación, Jana  tiene otras obras más éticas y también interesantes como, por ejemplo, I want you to feel the way I do (1984-85), un vestido hecho con malla de  alambre electrificada con cable de níquel-cromo sin aislamiento con un texto proyectado sobre él aludiendo al amor y los sentimientos representados en la incandescencia del cable electrificado que rodea el torso y, a su vez, la jaula invisible en la que nos encierran a menudo las emociones. Hay quien percibe la obra como un refugio y quien la entiende como una cárcel [2]. O Sisyphus sport (1997-2014), una piedra con correas de cuero que, como véis abajo en la fotografía, es bastante ilustrativa. 

Jana Sterbak documenta sus obras y performances a través de fotografías y vídeos que, al mismo tiempo, también son obra. La artista constantemente construye metáforas visuales, más o menos explícitas, más o menos abiertas a interpretación, en las que aborda cuestiones existencialistas que, si te interesa todo lo relacionado a la condición humana, te invito a investigar más de sus obras.

En los últimos años también está explorando más allá del cuerpo, sobre la identidad y la mirada del otro.

REVIEW

SECRETOS DEL DEPORTE

Christy Martin

Este documental cuenta la historia de Christy Martin, pionera en el boxeo femenino en Estados Unidos considerada la más exitosa y quien legitimó la participación de las mujeres en el boxeo. 

La película se introduce con ella misma narrando los hitos de su historia haciendo hincapié en las sombras y en el enfrentamiento a un “cabrón” que la quiso matar. Comienzan contando el principio de su carrera como boxeadora, cómo se enganchó a este deporte, cómo conoció a Jim Martin, su entrenador y luego esposo, y lo difícil que fue hacerse un hueco en aquel gimnasio lleno de hombres que miraban de reojo y se reían. 

Sin entrar en spoilers de los detalles de su ascenso, siempre es interesante conocer la historia de mujeres pioneras además en espacios tan sumamente masculinizados pero, después de todo ello, el groso de la historia también es la relación con su maltratador y la conclusión de la misma.

Personalmente y más allá de los hechos que aquí se cuentan, quiero destacar un par de cosas más que me llamaron la atención. La primera es que Christy en realidad es lesbiana. ¿Una lesbiana casada con un hombre? Sí. Una relación que empezó confusamente con un pico en un momento de euforia después de una victoria y que se desarrolló en medio de un torbellino de manipulación, maltrato y consumo de drogas. 

Por supuesto, como todo documental biográfico hay una parte dedicada a la infancia y adolescencia. La de Christy se resume en la práctica de diferentes deportes, entre ellos el baloncesto, donde además tuvo su primera relación con otra chica del equipo. Eran los 80, unos años aún más lesbófobos de lo que es hoy, y su entorno familiar no quería siquiera ver la realidad, especialmente su madre con un imaginario completamente devoto a la norma heterosexual. Finalmente la rabia de tener que reprimirse impulsó a Christy a probar el boxeo.

Lo segundo que me llama la atención es la manera en que la boxeadora despreciaba a otras boxeadoras que no se encorsetaban en los márgenes de la feminidad fuera del ring como sí lo hacía ella. Me da la impresión de que ese rechazo a la mujer poco femenina era consecuencia de una mezcla entre su ímpetu por cumplir con el canon que se le imponía a ella (Jim Martin dice en la película que la razón de su éxito mediático fue conservar su feminidad, pero también es un machista profundo, claro) y el repulso a sí misma, a su lesbiandad y al reflejo que podía encontrar en sus contrincantes. Es algo que se aprecia en los cara a cara previos a las peleas sobre todo que, si bien es habitual hacer show y exagerar o inventar beef en ese primer encuentro, el tema de la feminidad era recurrente en los comentarios homófobos de Christy alentados por Jim.

Y aunque me permitáis adelantar (spoilear) que, una vez salió de la relación de maltrato, abrazó su homosexualdiad y terminó casándose con una de sus contrincantes, os invito a ver todo el documental y conocer todos los detalles de una historia de abusos, excesos, fuerza, y el combate más importante de su vida que fue el que tuvo durante años con el hombre que trató de matarla, Jim Martin.

OPINION

MANIFESTACIONES

¿utilidad neoliberal?

Escrito por Estefanía Sánchez, 13/04/2024

No es que no crea en una utilidad eficaz de la manifestación en sí sino de su utilidad dependiendo de su carácter y el contexto donde se lleva a cabo. Siempre me ha generado muchas dudas y me hago preguntas al respecto. 

¿Cuáles han sido las manifestaciones realmente significativas en cuanto a avances sociales? ¿Desde cuándo no se alcanza un progreso sustancial en las diferentes luchas aún activas? ¿Qué diferencias hay entre las manifestaciones de antes y las del siglo XXI?

El marzo pasado leí a una compañera y pensadora feminista harta de no lograr la unión necesaria para salir a las calles a quemarlo todo. Literalmente. La entiendo y comparto su deseo y hartazgo.

Creo que las manifestaciones que el Estado permite son aquellas que realmente no lo ponen en peligro, quiero decir, aquellas que no lo ponen en un aprieto tal como para que tengan que hacer algo con respecto a lo que se reivindica y exige.

Me pregunto… ¿Alguna vez ha supuesto un cambio sustancial una manifestación desde que, en general, se articulan bajo el marco legal que el Estado ofrece? Si hago memoria, sólo recuerdo llegar a conversaciones y acuerdos en aquellas ocasiones en las que una manifestación ha sido más agresiva, considerada incluso vandálica, en las que el orden que el Estado pretende se ve inevitablemente comprometido. Aquellas acciones que parecen exageradas o desproporcionadas (también habría que analizar, en cada caso, para quién es excesivo).

O, por otro lado, cuando una manifestación precede o sucede a una tragedia relacionada con la lucha en cuestión. No recuerdo ninguna concentración o sentada pacífica que haya supuesto una ruptura legislativa a favor de ninguna causa. Y ni qué hablar de aquellas manifestaciones que terminaron por consistir en una fiesta y/o desfile carnavalesco.

Igual la sociedad está tan insensibilizada que ni siquiera con una tragedia ya es suficiente para que se dé un cambio, al menos en el caso de las mujeres en el que cada día alguna es trágicamente asesinada. 

Igual la sociedad está tan capitalizada que el fin mayor de manifestarse hoy día es rellenar una casilla de los requisitos que mandan las etiquetas del activismo neoliberal en lugar de perseguir un cambio real.

Igual antes se lograban avances a partir de quemarlo todo y ahora pretendemos cambiar el mundo desde el teclado e igual nos parece más que suficiente. O de ello nos han convencido.

Igual están tan mercantilizadas las luchas que ahora todos somos activistas pues la norma contemporánea es comprar y consumir lo más popular.

Igual lo más popular es ser LGTBIQ+ friendly, feminista, antirracista, antiespecista, ecologista, anticapacitista… sin ser realmente nada a conciencia.

O igual estoy yo loca, total, sólo soy una mujer.

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